el 24/02 regresábamos de un viaje familiar, y todo fue cayendo, como quien dicen, "a pelo"; las comunicaciones previas, la recepción en el aeropuerto en Tarapoto, la habitación, el desayuno, la sesión de fotos con las florecilla... en fin, todo iba bien!!!; al día siguiente, luego del desayuno, nos estábamos alistando para seguir con nuestro viaje rumbo a nuestro destino final; sin embargo, mi hija tuvo un ataque de fiebre alta (debido al repentino cambio de clima), que nos obligó a llevarla de emergencia al hospital, pude constatar de cerca el interés por la mejoría de mi hija, de parte del personal, guardaron nuestras cosas en un cuartito especial para ello, para hasta cuando regresemos.
Generalmente, suelo ser muy exigente y serio con el servicio en hoteles, pero, hubo algo que me "derritió" por dentro; y es que al volver del hospital, la preocupación por la mejoría de mi hija seguía intacta, el hecho de que la srta. María, personal de recepción, pregunte ¿cómo sigue su hijita?, me dejó absorto; pero, no sólo fue eso, sino que nos proporcionaron de un espacio para que mi hija y esposa se alisten para seguir con nuestro viaje.
Este tipo de acciones, que van más allá de los formalismos, reflejan el alto nivel de compromiso y responsabilidad por brindar una buena, excelente y cálida "atención al cliente" y ello merece reconocerse (aunque los caracteres no me den más espacio).
Mi hija me ha pedido volver al hotel, de hecho que lo haremos!!!
GRACIAS POR TODO!!!