Una habitación interior, maloliente, mínimo espacio, con una cabina de ducha en la que cuesta ducharse de lo pequeña que es.
La cama, incómoda, porque el colchón era más grande que el canapé.
El hotel es rancio, antiguo. Al propietario, del que tan bien hablan algunos, ni le vimos. El recepcionista, amabilidad la justa.
Lo único bueno que tiene es la ubicación, en el centro de Dinan.
Para no volver, vaya!!!